Mónica Puig se ajusta a su rol como estrella olímpica

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Por José A. Sánchez Fournier

Desde que conquistó la primera medalla de oro olímpica de Puerto Rico en los Juegos de Río de Janeiro 2016, la vida de Mónica Puig Marchán ha sido un torbellino. Las presentaciones personales, entrevistas y reuniones de negocios han aumentado exponencialmente, mientras a la vez la joven de 23 años sigue el ajetreado itinerario de la gira profesional de la Asociación de Tenis de Mujeres (WTA, por sus siglas en inglés).

Ha sido un periodo intenso, pero Mónica se lo disfruta al máximo.

El jueves pasado tenía la agenda cargada: conferencia de prensa con uno de sus nuevos auspiciadores, First Bank. Luego, una sesión de fotos relámpago para esta entrevista, seguida de la entrevista que se realizó en un auto camino a su siguiente compromiso en Telemundo. Más reuniones, sesiones de fotos y en la noche, la fiesta navideña de uno de sus patrocinadores. Súmele a eso que cuando está en público no pasa un minuto sin que alguien se le acerque para una foto, un autógrafo, unas palabras. Y Mónica atiende a todos sonriente.

Entre todos esos compromisos no se descuidó ni un detalle. Por ejemplo, tras concluir la una rueda de prensa celebrada en un hotel de la capital, posó para unas fotos profesionales y algunas “selfies” con fanáticos. Luego pasó a uno de los salones de la hospedería. Allí le tenían una especie de camerino para su uso. También había un media docena de bolsas con trajes de noche, colgando de uno de esos carros carga maletas que utilizan los botones en los hoteles, algo así como un armario portátil.

Tranquila pero a prisa, Mónica entró al camerino y con ayuda de su estilista y de su madre, se cambió del ajuar verde esmeralda que llevaba puesto. La movida se dio con velocidad similar a una parada de “pit” durante una carrera Fórmula 1.

Siempre elegante, Mónica salió del camerino con una combinación azul marino y se dirigió al coche que la llevaría al canal de televisión para su cita con la presentadora Alexandra Fuentes. Saliendo del salón, le pasó por el lado a una docena de cajas repletas de souvenirs compuestos por bolas de tenis en cajitas de plástico. Cada una de las cientos de pelotas estaban firmadas por Mónica.

“Tengo mucha práctica ya”, dijo, gesticulando con su diestra para mostrar cómo ha acortado su rúbrica para firmar con más rapidez.

Mónica entonces abordó una lujosa guagua SUV que la llevaría a su cita en el Canal 2. Durante la travesía compartió con El Nuevo Día y habló de cómo ha cambiado su vida desde su histórica gesta olímpica, de su futuro profesional y del partido de exhibición que jugará  ante la rusa María Sharapova el jueves, en el Coliseo de Puerto Rico.

¿Qué es lo que más  extrañas de tu vida antes de ganar la medalla de oro?

-Lo más que extraño es tener vacaciones acá (en Puerto Rico). Ahora no puedo (ríe). Ahora es un poco difícil.

Desde tu triunfo en la final de las Olimpiadas has visitado la Isla como en tres ocasiones, pero han sido visitas mayormente de trabajo…

-Sí, todo ha sido de trabajo. No he venido a Puerto Rico para disfrutar de unas buenas vacaciones. Pero entiendo que esto es parte del trabajo y que pronto –ojalá– las cosas se calmen un poco. Pero todavía quiero ese éxito, así que no me detengo.

El partido ante Sharapova será tu primer juego en Puerto Rico tras ganar la medalla de oro en Brasil. ¿Qué sientes de poder jugar ante tu gente tras la gesta?

-Pues va a ser una emoción bastante grande. Obviamente ese es un partido amistoso. Así que vamos a tratar de dar un buen show a la fanaticada que va a ir a vernos. Para mí es una gran emoción todo esto. Y es una buena oportunidad.

¿Qué se siente regresar a cancha contra María Sharapova, una de las grandes estrellas del tenis y a quien seguías de pequeña?

Jugué contra ella en el 2014 en Roma, y hasta llegué a estar adelante en los dos sets (Mónica perdió 6-3, 7-5). Pero nada, esto es una exhibición así que vamos a pasarla bien. Vamos a disfrutar de esta oportunidad bastante grande. Y es en Puerto Rico. Espero que a ella le encante la Isla y vamos a pasarla bien con la fanaticada de Puerto Rico.

¿Qué aspectos del estilo de juego de Sharapova admiras, emulas o imitas?

-Pues a mí me encanta como ella se comporta en la cancha. Como que tiene ese, no sé cómo decirlo, una forma de ser en la cancha que siempre está mostrando que está en control del partido en cada momento. Aunque esté perdiendo, siempre se comporta de la misma manera, con esa misma confianza. Y también me gusta su agresividad en la cancha porque aunque las cosas le estén yendo mal, ella siempre sigue siendo agresiva, siempre va a lo suyo.

¿Cómo ha cambiado tu vida desde Río?

-Mi vida ha cambiado bastante en el tema de la atención. Todo el mundo me reconoce ahora (ríe). Y a mí me gusta, pero también me gusta el hecho de que debido a eso puedo ayudar y puedo aportar diferentes cosas a la juventud de Puerto Rico, por ejemplo, y a la juventud de todo este mundo. Tratar de poner un ejemplo para los niños seguir y para que crezcan luchando por lo que quieren.

¿Y cómo te parece que ha cambiado Puerto Rico con respecto a lo que conseguiste?

-Pues veo mucha esperanza en los ojos de la gente. Obviamente, sé que están pasando por un mal momento y creo que (con la victoria en Río) ayudamos a llenar las vidas de los puertorriqueños con esa esperanza de que las cosas pueden mejorar, de que tenemos que poner la buena cara en los malos momentos y seguir luchando por lo que realmente queremos, que es salir adelante. Alcanzar las cosas positivas. Eso es lo que he notado en la gente de Puerto Rico. Que hay esa fe, que hay esa esperanza.

Eres tu crítica más fuerte. Después de la medalla de oro, ¿te estás exigiendo más? ¿No te preocupa que la presión y las exigencias que te impones sean irreales?

-Uno de mis miedos más grandes cuando empecé esta carrera de tenis profesional era retirarme del tenis sin haber cumplido nada. O sea, sí gané un torneo y cosas así. Pero quería lograr algo bien grande. Y para mí las Olimpiadas era algo que, a ver si venía, porque es algo bastante raro que suceda; ganar una medalla de oro. Solo viene cada cuatro años. Pero ahora como lo miro es que ya, cuando me retire del tenis, si no hago nada más, puedo decir que soy una medallista de oro olímpica. Y eso es bien grande. Ahora quiero disfrutar este camino que voy a tomar en adelante, esta nueva etapa de mi vida. Lo más grande para mí ahora es ganar un Grand Slam. Pero quiero disfrutar esta etapa, disfrutar los trabajos, disfrutar los entrenamientos. Disfrutar cada momento con mi equipo, que sufrimos para entonces lograr esa victoria y disfrutarlo aún más.

A menudo hablas de cómo te disfrutas, no sólo las cosas buenas, sino también los momentos difíciles de tu carrera. ¿Cómo, siendo tan joven, has podido lograr esa perspectiva y madurez?

-Bueno, es muy difícil, obviamente. Porque cuando las cosas malas pasan uno tiende a caerse abajo, a deprimirse. Y, pues, yo sí paso un día o dos en los que me siento mal. Pero entonces trato de ver lo que hice mal y transformarlo en algo constructivo para mí y para mejorar. Y cuando uno gana las Olimpiadas, por ejemplo, o hace algo bien en el trabajo o sale bien en un examen, uno recuerda esos momentos cuando era difícil, cuando realmente no sabías qué iba a suceder. Entonces te das cuenta que estás disfrutando del producto de esa experiencia, como que valió la pena todo eso porque te llevó a crecer y a aprender y a echar pa’ a’lante.

¿Qué es lo que más te disfrutas de ser medallista de oro olímpico?

-(Ríe) Eh, pues, mucho reconocimiento. A mí me gusta eso. Pero también muchos “photo shoots” (sesiones de fotos, en español), muchas nuevas alianzas con marcas, que a mí me gusta porque yo sigo creciendo como Mónica y mi “brand” (marca) sigue creciendo. Y también uno de los beneficios es que Pica Power sigue creciendo. Ya todo el mundo sabe lo que es Pica Power. Ojalá en el futuro podamos hacer una que otra cosita de propaganda con Pica Power. Eso ya está en marcha, estamos hablando de eso. Muchos proyectos emocionantes que vienen ahora y estoy bastante contenta.

De seguro, a donde quiera que vas la gente te cuenta dónde estaba cuando tú ganaste el oro, de cómo los conmovió. ¿Recuerdas alguna de esas historias en particular, alguna que tenga un valor especial para ti?

-Todo el mundo me dice que lloraron, que gritaron, que celebraron ese momento cuando yo gané. Pero el más que me impacta obviamente es el de mi familia y lo mucho que significa esto para ellos. Recuerdo que me enseñaron un vídeo de cuando yo gané la medalla de oro. Mi familia estaba en (el restaurante) Pelayo’s viendo el partido. Y vi a mi abuelita, que yo creo que fue la primera persona que empezó a celebrar. Ella brincaba haciendo así (Mónica alza los brazos) y llorando. Eso me impactó mucho porque es mi abuelita y obviamente los abuelos se ponen más viejos con el pasar del tiempo y yo quería lograr algo grande y que ellos vivieran para verlo y para mí fue algo que nunca voy a olvidar.

¿Sabes que el retirado boxeador Mike Tyson es fanático tuyo?

-¡Sí! Lo vi, lo vi.

En una entrevista dijo que no vio ni una de las peleas de boxeo de Río 2016 pero que junto a su esposa y a su familia siguió todo tu avance hasta la medalla de oro. ¿Cómo te sientes al saber que tu logro trascendió hasta ese nivel de figuras más allá del tenis?

-¡Sí! Para mí, no lo podía creer. Me decía: “No lo puedo creer. Mike Tyson habló de mí”. Yo creo que las Olimpiadas son algo, vamos a decir: hay gente que no conoce del tenis. No siguen Wimbledon, el U.S. Open, cosas así. Pero todo el mundo sigue las Olimpiadas. Es algo que une a todo el mundo. Por dos semanas no hay conflicto, no hay nada. Todo el mundo está enfocado en deportes. Es bastante lindo. Y ver que todo el mundo ahora me está reconociendo por ahí, que el tenis está creciendo en Puerto Rico, a mí me da más fuerza y motivación para seguir impulsando proyectos que yo quiero trabajar con los niños, con la juventud de Puerto Rico, para tratar de involucrarlos y que jueguen más deportes. Que conozcan más el tenis. Es algo que me llena de ideas y me motiva para seguir luchando.

Siempre has mostrado compromiso con representar a Puerto Rico. ¿Qué crees que le hace falta a la Selección Nacional de tenis para dar ese paso adelante junto a ti?

-Paciencia es lo más importante. Yo creo que esa es la palabra En cualquier momento se va a lograr. Yo sé que sí. Paciencia yo he tenido que tener en mi carrera. No ha sido nada fácil. Todo el mundo sabe mi trayectoria. Desde los júniors empecé. No estaba ganando mucho y de repente llegué a número dos del mundo, de la nada. Llegué a dos finales de Grand Slam (juveniles). Entonces también así fue en la carrera profesional. De repente, ¡boom! Si las cosas no salen, no se preocupen, no se vengan abajo, no se pongan negativos. Las cosas van a salir, con mucho esfuerzo y con mucho positivismo.

Ya tienes 23 años de edad. Estás jugando a tiempo completo a nivel internacional prácticamente desde los 14 años. Llevas casi una década dedicada al tenis. ¿Has podido disfrutar de tu vida fuera del tenis o es un sacrificio que estás haciendo por tu carrera?

-Sí. Es muy difícil balancear las cosas. Hay muchos conflictos en mi vida personal con mi vida profesional. Obviamente en esos conflictos yo tengo que elegir a mi carrera porque es algo que se va a acabar muy pronto. Pero en esta etapa de mi vida, ya que veo que los años están pasando muy rápido, trato de disfrutar esa parte de mi vida. Tratar de crecer como persona. Porque cuando se acabe el tenis, lo que viene después es mi vida personal y lo que voy a desarrollar es eso.

 

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11 de diciembre de 2016